El valor de una mano amiga
El día de Acción de Gracias en EE.UU., una maestra de un barrio de marginados pidió a sus alumnos que dibujaran algo por lo que estaban agradecidos. Como era de esperar, la mayoría pintó pavos o mesas con comida o adornos. Un niño, Douglas, dibujó una mano.
Todos sus compañeros y la maestra querían saber a quién representaba aquella mano: ¿Será la de Dios? ¿La de sus padres? ¿La de alguien poderoso?...
El niño, Douglas, desveló el secreto: “es su mano, maestra. Muchas veces en los recreos la he sentido acariciándome. Ha sido una forma de sentir que alguien me quería de verdad”.
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